Taller de la L
( Qué bueno que te largaste a escribir eso )
jueves, enero 13, 2011
miércoles, noviembre 18, 2009
Sin promesas
No te prometo nada,
sólo mi absoluta presencia
en todos y cada uno
de los momentos que
el destino,
la casualidad o las ganas
nos dejen compartir.
Pero no te permitís
semejante libertad:
para vos sería como aceptar
que Dios no tiene un Plan.
martes, noviembre 17, 2009
Manifiesto de los Nada
Buscamos el arte por el artista, no por el arte, individualista y genial según el modo de cada uno, sin puntos en común, sin choques ni roces, con propuestas pero sin resultados.
Cansados del vacío editorial, del silencio en la música, de museos vacuos y sin fundamentos, reclamamos nuestro lugar.
Somos nuevos, venimos a desplazar para mañana ser desplazados por lo más novedoso. Sólo nos importa trascender y, en la belleza y perfección del arte, lo lograremos.
Respetamos a los clásicos, pero les pedimos que se hagan a un lado para permitir el recambio generacional y la llegada de un nuevo aire; para que el arte y la cultura no sean cajones estancos donde se arroje todo lo que no se respeta sin entender.
Estamos aquí, haciendo ruido aunque quieran ignorarnos. No tenemos edad, no tenemos país ni patria. Avanzamos poco a poco, arrastrándonos o corriendo, socavando la cultura para que no viva en un pedestal; para que cultura sea cada uno de nosotros, de ustedes, de todos. La cultura vive en todas partes, sin limitaciones, sin fetiches, y no es privativa de la riqueza.
Hacemos arte no reconocido, rechazado, temido. Estamos golpeando puertas, abriendo ventanas, pavimentando caminos antes intransitables.
Estamos llegando. No nos teman. Ser parte de lo nuevo no implica que lo anterior deba morir, sino, en cambio, vivir una vez más, un poco más.
--
José A. García, junio 2009.-
miércoles, marzo 11, 2009
Agua estancada
trae tormentas
pasadas que sólo
descansaban en las nubes.
Las hace llover
las deja tiradas
en el suelo desparramadas
gotas que hacen
mares que ahogan.
Desde el suelo nos miran
se cagan de risa
retorno del mal.
Inevitable que veas
tu cara en el reflejo
te muestran que es
arrugada y canosa
¡ay!
la misma cara.
Tertulia de baldosas
Penumbra de velador
Parsimonioso pañuelo
Y el furor deshilachado
Castañeando en el espanto
Devorarse los gestos
Un coro de cabellos tiritantes
Y un dolor emperrado en subir hasta las narices
Sopor de péndulo
Llanto de ceniza
Epílogo de llanto
El gesto más antiguo del mundo
domingo, enero 18, 2009
Fragmento
Voy a sacarme máscaras con las manos desnudas cuando llueva. Quizá yo también esté desnuda (y sola), quizá en el medio de una selva chaqueña o monte cordobés. Ese momento de tal intimidad con la naturaleza me duplicará y me veré de frente. Ese momento de verdad absoluta que es el completo. Hombre o mujer danzando con el escenario más irrepetible del universo.
Voy a esperar a la noche. Encenderé un fuego y miraré al cielo. Estoy dentro de algo. ¿Todo eso se mueve o me muevo yo? Qué intriga. Me quita el sueño.
Noche a noche conté los ciclos para saber en qué nave estoy viajando. Los anoté prolijamente en la Tierra. He pasado no tiempo escribiendo cada línea. ¿Es la Tierra una nave? De día lo olvido, no lo sé.
jueves, diciembre 25, 2008
despotricar contra las estrellas
firmamento oh firmamento
firmamento de cemento
tu que estas tan puesto
tu eres lo que siento
oh firmamento
que grande es tu vuelo
tu mirada perdida en luces
fuerza dulce es tu insistencia
insistencia e insistencia:
aquí estoy yo
aquí estoy
yo todo lo veo.
préstenle atención al firmamento
que aunque sea de día
siempre esta muy atento
ante cualquier problemita
llámenlo al firmamento
su luz llega a todos los lentos
porque sanos e insanos todos le debemos
un buen tiempo o un buen cuelgue (dirían)
mirándolo a él,
al firmamento.
me hice de un blog como venia amenazando asi que espero este sea el ultimo post acá
saludos, tom
http://avalanchaavalancha.blogspot.com/
lunes, noviembre 10, 2008
Decálogo del escritor
Algo liviano, un poco cínico y ligeramente liberador
ideal para esos momentos donde la letra ahoga.
Gentileza de Ciudad Seva.
Primero.
Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
Segundo.
No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.
Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".
Cuarto.
Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.
Quinto.
Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.
Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
Séptimo.
No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.
Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.
Noveno.
Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.
Décimo.
Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.
Undécimo.
No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.
Duodécimo.
Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.
El autor dio la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los restantes diez.
miércoles, septiembre 24, 2008
juguetes
Juguetes,
lo primero que te regalaron,
juguetes.
Te los compran ellos,
los Grandes,
y jugás.
Jugás a la Mamá,
al Papá, a la Familia,
jugás a la Guerra (nunca a la paz)
y siempre querés más.
Más juguetes.
Porque no te alcanzan,
lo juguetes no te alcanzan,
después de un tiempo,
te aburren, siempre los mismos,
y los rompés, y llorás,
llorás llorás llorás y llorás,
llorás hasta que los Grandes
llegan con más juguetes:
una casa, un auto, un barco,
ropita para la muñeca, ladrillos,
helicópteros, fusiles, mascotas,
etcétera de juguetes.
Y el tiempo pasa,
y los juguetes cambian,
(pero no se van)
y los armarios quedan chicos,
y los juguetes rebalsan,
se amontonan,
llenan todas las cajas,
todas las grietas,
y se pierden.
Y el tiempo pasa,
y querés más juguetes,
mirás los juguetes de tus compañeritos
siempre son mejores,
siempre más grandes,
siempre más nuevos,
que los tuyos.
Y el tiempo pasa,
y jugás solo,
sólo jugás,
sólo te fugás
sólo con tus juguetes,
hasta que te caés de maduro,
y de pronto sos,
otro Grande,
con G mayúscula,
y aprendés a conseguir
tus propios juguetes,
Pero seguís queriendo más
más juguetes,
ahora un celular, zapatillas
más ropa, una computadora,
un auto, una casa, un barco,
otra casa, dos perros,
otro auto más grande
(para llevar más juguetes)
Y el tiempo pasa,
y seguís jugando,
jugás a manejar,
a pagar los impuestos,
jugás a votar,
pero a la larga te aburrís,
jugaste a la boda,
a los regalos,
a las listas,
al color del mantel,
plato principal y mesa de dulces,
jugaste a coger,
a sentir,
a golpear,
jugás a la mamá y al papá.
Entonces le enseñas
a tu juguete preferido,
cómo se debe jugar,
y lo amamantás a plástico de juguete,
lo inflás y lo inflás de plástico
durante años,
y el tiempo pasa,
pero te aburrís,
y querés jugar a otra cosa
algo nuevo,
algo que sea divertido,
y así,
los juegos pasan,
los juguetes pasan,
y un día,
te compran una caja,
con tu plata de juguete,
y te guardan en ella
como un juguete viejo
un juguete roto,
un juguete muerto.