El cielo me hace creer que estoy soñando.
Camino por la calle, pensando que estoy soñando.
Es temprano, muy temprano, aún no sale el sol.
Y el cielo me hace creer que estoy soñando.
Soñé un desayuno, soñé a mis padres y me despedí.
Soñé un colectivo, un asiento y tráfico.
Soñé que pensaba en el rumbo de mi vida.
Soñé, hasta que, de repente, me encontré remoloneando entre la protección de sábanas de otra dimensión.
Y soñando me di cuenta de que podía mejorar mi sueño.
Soñé libros que me dieron pistas.
Soñé personas que me enseñaron cosas.
Recién hoy me doy cuenta de que estoy soñando
¿Cuándo? Cuando solicité la parada, justo antes de llegar a la Rutina. Cuando las puertas rojas del colectivo se abrieron ante mi. Ya no estoy atado.
El cielo me hizo creer que estaba soñando.
¿Sabés qué?
Tuvo razón.
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