hacía tiempo ya que no se veía a nadie por la calle.
nadie iba ya a trabajar - no más hordas de oficinistas, ni motoqueros, ni huelguistas ni nada. ni siquiera turistas recolonizantes. simplemente no habia nadie en las calles.
tampoco había nadie en las casas ni en los edificios de departamentos - las salas estaban ordenadas, tal cual sus dueños las hubiesen deseado. las plantas de balcón estaban ya marchitas y una leve capa de polvo condecoraba los muebles. la luz de la tarde se extiguía, inerte, sin esperanzas ya cuando de repente, en el living, suena el teléfono.
usted se ha comunicado con el 4821 8036. por favor deje su mensaje después de la señal.
lo último que supe es que no estabas ahí - volví a casa rápido a ver si te encontraba, pero ya te habías ido.
se hace una pausa larga, se percibe una respiración agitada tras el altoparlante del contestador. la circuiteria cruje tras el caparazón de plástico negro, embargado por la emoción.
creo que es la hora de partir. espero que algún di-
el bip cercenó la frase sin miramientos. el sol continuó bajando, pero por algún motivo, cada una de las cosas sintieron la noche más rigurosa en la superficie, al tacto. el marcador automático se accionó luego de dudar existencialmente unos segundos. haciendo lo que no podía evitar hacer. haciendo lo que estaba destinado a hacer. del otro lado del auricular, una voz familliar responde.
te comunicaste con el 4256 1546, y no estoy en casa. dejame tu mensaje que a la brevedad de voy a estar contactando.
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