Cada ciudadano tiene un acceso limitado a las Duchas Públicas.
El agua es un elemento muy escaso dentro de la sociedad. Sin embargo, la higiene personal es fundamental para evitar toda clase enfermedades y epidemias.
Oscuridad.
Salí del trabajo... fuimos al LDR... "muchas noticias, si".... "todas noticias, si"... Narka...¡Vleria!. Fab se incorpora. Siente un sabor dulzón en su boca. Le duelen los labios. Reconoce el olor de su cama pero hay otra cosa. Un olor repulsivo, orgánico.
- ¿Cuánto tiempo...? fósforos. Fósforos... fósforos... – al moverse siente algo extraño en su cama, algo húmedo. El olor se hace más fuerte – ¡Fósforos! ... por fin.
La luz cega y su cuerpo brilla, rojo. Las sábanas, pegadas a su piel, acompañan sus movimientos.
- ¿Qué...carajo...? – Deja de respirar, esperando sentir ese ardor de heridas fatales.
Aspira.
Una... adentro y... afuera, nada.
Dos... adentro y... afuera, nada. No hay dolor. El fósforo se apaga entre sus dedos. Ciego, comienza a buscar frenéticamente mutilaciones mudas. Tampoco, nada, es decir, está todo. Con la calma del que cruzó la frontera de la locura, prende otro fósforo.
No hay duda, es sangre. Pero, ¿de quién? Mira la puerta, el marco, la base, todo limpio. Excepto... oscuridad.
Prende otro fósforo.
Excepto esa huella seca, que flota en la pared. ¿De quién es esa mano? ¿¡Vleria!? ¡Mierda!... oscuridad.
Prende otro fósforo. Se inclina para prender la vela. Con cada movimiento siente los coágulos que adhieren la manta a su piel.
Está solo en su habitación. Solo. Pensando. Pensando. Pensando que aspirar Narka jamás hizo que nadie perdiera el conocimiento, pensando que uno se vuelve hiperactivo. Hiperactivo y completamente consiente de lo que hace. Pensando, pensando que nadie le va a creerle. Pensando en la sentencia. Pensando en lo breve y estúpida que fue su existencia. Pensando en esconder el cadáver. El cadáver... ¿Qué cadáver?
Fab se levanta, sintiendo un escalofrío cuando la sangre coagulada se abre camino entre los dedos de sus pies descalzos. Se arranca la sábana de un tirón, se ahoga con el olor. Toma la vela y mira alrededor. La mancha de la pared le devuelve la mirada. Se acerca y apoya su mano sobre ella.
No encajan.
La mancha es más pequeña, como las manos de Vleria. ¡Como las manos de Vleria! Busca su cadáver: abajo de la cama, en el baño, no lo encuentra. Busca un trozo de Vleria: en el armario, en el baúl, busca, pero no encuentra. Está solo.
Solo.
Se acerca silenciosamente a la puerta. Intenta escuchar, no oye nada, pero le laten los oídos. Abre la puerta y se asoma. El reloj marca las 4:01 AM.
Intenta concentrarse, escucha algo y el terror lo clava al suelo. El ruido es un rozamiento perezoso. Su origen, una cucaracha que se mueve en la otra punta del pasillo. No hay nadie. Fab vuelve a respirar.Vuelve a la habitación y manosea el contenido de su baúl hasta sacar la ficha de Baño. Se viste rápido, jadeando, sintiendo como esa gelatina se pega más y más a su cuerpo.
El agua es un elemento muy escaso dentro de la sociedad. Sin embargo, la higiene personal es fundamental para evitar toda clase enfermedades y epidemias.
Oscuridad.
Salí del trabajo... fuimos al LDR... "muchas noticias, si".... "todas noticias, si"... Narka...¡Vleria!. Fab se incorpora. Siente un sabor dulzón en su boca. Le duelen los labios. Reconoce el olor de su cama pero hay otra cosa. Un olor repulsivo, orgánico.
- ¿Cuánto tiempo...? fósforos. Fósforos... fósforos... – al moverse siente algo extraño en su cama, algo húmedo. El olor se hace más fuerte – ¡Fósforos! ... por fin.
La luz cega y su cuerpo brilla, rojo. Las sábanas, pegadas a su piel, acompañan sus movimientos.
- ¿Qué...carajo...? – Deja de respirar, esperando sentir ese ardor de heridas fatales.
Aspira.
Una... adentro y... afuera, nada.
Dos... adentro y... afuera, nada. No hay dolor. El fósforo se apaga entre sus dedos. Ciego, comienza a buscar frenéticamente mutilaciones mudas. Tampoco, nada, es decir, está todo. Con la calma del que cruzó la frontera de la locura, prende otro fósforo.
No hay duda, es sangre. Pero, ¿de quién? Mira la puerta, el marco, la base, todo limpio. Excepto... oscuridad.
Prende otro fósforo.
Excepto esa huella seca, que flota en la pared. ¿De quién es esa mano? ¿¡Vleria!? ¡Mierda!... oscuridad.
Prende otro fósforo. Se inclina para prender la vela. Con cada movimiento siente los coágulos que adhieren la manta a su piel.
Está solo en su habitación. Solo. Pensando. Pensando. Pensando que aspirar Narka jamás hizo que nadie perdiera el conocimiento, pensando que uno se vuelve hiperactivo. Hiperactivo y completamente consiente de lo que hace. Pensando, pensando que nadie le va a creerle. Pensando en la sentencia. Pensando en lo breve y estúpida que fue su existencia. Pensando en esconder el cadáver. El cadáver... ¿Qué cadáver?
Fab se levanta, sintiendo un escalofrío cuando la sangre coagulada se abre camino entre los dedos de sus pies descalzos. Se arranca la sábana de un tirón, se ahoga con el olor. Toma la vela y mira alrededor. La mancha de la pared le devuelve la mirada. Se acerca y apoya su mano sobre ella.
No encajan.
La mancha es más pequeña, como las manos de Vleria. ¡Como las manos de Vleria! Busca su cadáver: abajo de la cama, en el baño, no lo encuentra. Busca un trozo de Vleria: en el armario, en el baúl, busca, pero no encuentra. Está solo.
Solo.
Se acerca silenciosamente a la puerta. Intenta escuchar, no oye nada, pero le laten los oídos. Abre la puerta y se asoma. El reloj marca las 4:01 AM.
Intenta concentrarse, escucha algo y el terror lo clava al suelo. El ruido es un rozamiento perezoso. Su origen, una cucaracha que se mueve en la otra punta del pasillo. No hay nadie. Fab vuelve a respirar.Vuelve a la habitación y manosea el contenido de su baúl hasta sacar la ficha de Baño. Se viste rápido, jadeando, sintiendo como esa gelatina se pega más y más a su cuerpo.
2 comentarios:
Léanlo, es un fragmento de una de mis novelas no-nacidas.
Opinen con los botines de punta!
Me siento yolo...
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